¿Has pensado alguna vez en la importancia del envase de un producto? Se trata de algo más que la mera presentación y protección de lo que contiene. ¿Sabías que el 80% de los impactos ambientales que genera se definen en la fase de diseño? En efecto, sus características de fabricación determinarán la cantidad de emisiones, vertidos y residuos que se producirán a lo largo de todo su ciclo de vida.

Para dar la vuelta a esta ecuación, urge empezar a repensar los envases para hacerlos más sostenibles, invirtiendo menos recursos en su fabricación y usando materiales reciclables y reciclados, así como fáciles de transportar. El desafío es buscar soluciones que reduzcan la huella ambiental desde la propia concepción del producto.

La botella comestible, por ejemplo, empieza a ser una realidad. Una empresa británica ha desarrollado un envase fabricado con ooho, un material que permite encapsular líquidos y crear envases esféricos más baratos, ecológicos y más eficientes que los tradicionales. Este nuevo envase –que se fabrica gracias a una técnica patentada por los hermanos Adrià y se biodegrada en 4 semanas– es insípido e inoloro, y está compuesto a base de algas y cloruro cálcico, según informan sus fabricantes.

En España, el sector del envase lleva más de 10 años innovando en el desarrollo de nuevos recipientes que, además de fomentar la sostenibilidad, sean inteligentes y prevengan también el desperdicio alimentario. Para ello, se están investigando envases que extiendan el ciclo de la vida del contenido, monitoricen su estado e informen al comprador sobre su uso y características. Algunos frutos secos, por ejemplo, empiezan a incorporar un saquito antihumedad que prolonga el contenido en buen estado.

Las últimas innovaciones buscan diseños que también tengan beneficios para el ciudadano. A la cabeza se sitúan los envases que incorporan grandes cantidades de material reciclada o los paquetes multifunciones, como los de cartón en los que se empaquetan legumbres, que posteriormente sirven de macetero para plantar semillas.

El ciudadano del siglo XXI está cada vez más concienciado con el consumo y reciclado de los envases. Según datos de Ecoembes, en 2017, se reciclaron en España 1,4 millones de toneladas de envases domésticos, un 3,5% más que el año anterior. Con un porcentaje de reciclado del 77,1%, los envases domésticos se han consolidado como los residuos sólidos urbanos (RSU) más reciclados en el país, representando 1/4 del total de lo que se recicla en España.

Aunque vamos por el buen camino, hay que seguir desarrollando soluciones innovadoras. Desde el Observatorio del Envase del Futuro, una plataforma de conocimiento impulsada por TheCircularLab (el centro de innovación de Ecoembes en materia de economía circular), se recogen y analizan noticias y tendencias a nivel mundial, y se trabaja en el ámbito del ecodiseño para identificar nuevos materiales sostenibles que reduzcan la huella ambiental de los embalajes que vienen.

 

Tribuna escrita por Carmen Gómez-Cotta en la revista Circle de Ecoembes

Shares

Pin It on Pinterest